Las empresas de alimentos y bebidas enfrentan desafíos para proteger su información y sus operaciones, por lo que deben contar con un plan de ciberseguridad.
Ahora que la pandemia por Covid-19 cambió las reglas del juego para todos alrededor del mundo, y que ha puesto a prueba las cadenas de suministro, la fabricación inteligente ha demostrado sus ventajas para enfrentar la emergencia, pero eso lleva riesgos de seguridad de datos y operaciones.
“Muchas de las compañías no tienen el conocimiento de cuáles son sus riesgos actuales y por dónde deberían empezar a implementar proyectos de integración y de ciberseguridad”, asegura Marcelo Sereno, gerente de Industria de Consumo para Latinoamérica de Rockwell Automation.
Es por eso que la compañía líder en automatización industrial y transformación digital, ha identificado tres estrategias que los fabricantes de alimentos y bebidas deben atender para enfrentar los desafíos que implica la conectividad en sus operaciones:
La conectividad continua y los dispositivos inteligentes son los catalizadores de la fabricación inteligente, pero pueden ser una puerta de entrada a nuevas amenazas de seguridad.
Las ventajas de la fabricación inteligente son innumerables, pero tienen un precio y por ello es necesario un enfoque más global sobre seguridad, pues según datos de Forrester, agencia de investigación de mercado, entre 60% y 73% de todos los datos dentro de una empresa no se utilizan para el análisis, lo que afirma la necesidad de contar con políticas para la gestión y protección de cada sector productivo.
Hoy en día, las soluciones de ciberseguridad han habilitado de manera eficiente la alta disponibilidad de datos y la capacidad de un acceso remoto para esta industria durante la situación actual de confinamiento, permitiendo cubrir las necesidades de sus consumidores.