¿Cómo implementar un plan de protección contra incendios en su planta de manufactura?

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Las causas normalmente son las mismas, pero muchas veces son impredecibles; no obstante, cuando se cuenta con programas de prevención y protección adecuados, los incendios se pueden reducir o casi nulificar tanto en número como en nivel de daños. Este artículo expone las medidas básicas para evitar que su producción arda en llamas. 

Sea en una planta de manufactura en México o en Alemania Los incendios en instalaciones industriales tienen características similares. No obstante, si analizamos de forma minuciosa el sistema de protección contra incendio (PCI) de una fábrica de tamaño medio en una ciudad de América Latina y de otra con características similares ubicada en una metrópoli europea, es muy probable que existan diferencias abismales. La razón es que los errores más comunes en los proyectos de protección contra conflagraciones en Latinoamérica obedecen más a una cuestión cultural que a las limitantes impuestas por aspectos como barreras tecnológicas, intelectuales o geográficas

Los protocolos y lineamientos establecidos por la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego (NFPA, por su sigla en inglés) son la base y principal referente de las políticas y estándares de protección contra incendios en todo el mundo. La NFPA es una organización fundada hace más de un siglo en Estados Unidos con el objetivo de desarrollar normas y reglamentos para la prevención de este tipo de incidentes, y que actualmente continúa ofreciendo capacitación en materia de instalación y uso de medios de protección, tanto a entidades públicas como a cuerpos de bomberos y organismos privados. 

La mayoría de los países en América Latina incorporan, mencionan o referencian los criterios de la NFPA en sus normativas referentes a seguridad contra incendios. Antonio Macías, director para Latinoamérica y El Caribe de esta organización, resalta que en el último año países como México, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Guatemala y Perú, han revisado sus políticas y reglamentaciones locales en aspectos específicos fundamentales como: seguridad en instalaciones eléctricas, sistemas de rociadores, equipos de detección y alarma, y uso y transporte de gases y combustibles. 

Aunque en materia de actualización de normas América Latina avanza, en algunos casos la forma de pensar en la región aún obstaculiza la eficiencia en la implementación de métodos y prácticas adecuadas. “En los últimos diez años hemos visto cómo empresas transnacionales vienen a nuestros países y nos exigen que cumplamos con estándares internacionales a los que muchas veces no estábamos acostumbrados y ni siquiera interesados”, explica en columna publicada en la revista de la NFPA, María Isabel Barrios, gerente general de EnginZone, una organización dedicada a la capacitación e intercambio de información en el ámbito técnico, con base en Perú.

Por su parte, Javier Sotelo Calderón, gerente general de Osho Ingeniería y catedrático para la NFPA en América Latina, señala que la principal problemática en el sector industrial radica en que el interés por implementar sistemas de protección contra incendios no obedece al objetivo principal de este tipo de proyectos, que es salvaguardar vidas y propiedades, sino a ajustarse a requerimientos que exige un ente de control, como una agencia gubernamental, una compañía de seguros o la casa matriz de una marca. 

“Es más barato realizar un plan de inspección, prueba y mantenimiento que esperar a que los elementos fallen”,

afirmó Javier Sotelo Calderón, gerente general de Osho Ingeniería y catedrático para la NFPA en América Latina.

“Esta es una de las razones por las que la mayoría de los sistemas de protección quedan instalados a medias. Si el único objetivo es que una entidad de control otorgue el aval de operación, probablemente se cumpla el objetivo, pero el día en que surja un incendio se queman las instalaciones”, añade Sotelo. 

Las causas más comunes de incendios en instalaciones industriales suelen provenir de fallos eléctricos, roces o fricciones y chispas mecánicas, también de errores en procedimientos de mantenimiento o en procesos que involucran soldaduras u oxicortes. En menor medida, estos incidentes también son causados por imprudencias en el manejo de equipos o maquinaria dentro de las plantas. 

En cuanto a los sectores más proclives a sufrir incendios, se encuentran los de extracción de petróleo y gas y la industria química, aunque toda fábrica o instalación con alto porcentaje de materiales celulósicos, o que utilizan inflamables o combustibles en sus procesos, también entran en esta categoría. 

Para implementar un plan de PCI eficaz se debe considerar el despliegue de un proyecto de protección contra incendios requiere de la definición clara e independiente de cada una de sus etapas para evitar errores durante el proceso.

Planeación e ingeniería

El primer paso para desarrollar un plan de PCI es definir el propósito y objetivo del mismo. “En cualquier edificación o industria, es indispensable contar con un plan maestro que entregue una radiografía de la instalación en que se trabaja. Un nivel aceptable de seguridad contra incendios se obtiene analizando como un todo, una estructura, edificio o complejo industrial”, explica Jaime Mondaca, director de International Fire Safety Consulting (IFSC) en una columna para la publicación chilena especializada en prevención de riesgos, seguridad industrial y salud ocupacional, HSEC Magazine. Por ello, para asegurar el éxito del proyecto, la primera regla es realizar el proceso de ingeniería de forma separada de la contratación del suministro e instalación. 

Los documentos de protección contra incendios indican que la etapa de ingeniería debe llevarla a cabo un ente sin interés comercial alguno en vender cualquier tipo de producto o servicio durante la puesta en marcha del sistema. Este proceso debe realizarse a partir de los requisitos específicos del cliente, señalando las necesidades particulares del proyecto a partir de los riesgos que posee la infraestructura y, con base en ello, el proveedor suministra un documento técnico a partir del cual el cliente puede construir su proyecto. 

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Uno de los errores más comunes en la implementación de un sistema de PCI consiste en la contratación de un paquete de Ingeniería, Adquisición y Construcción (EPC por su acrónimo en inglés), conocido en América Latina como proyecto “llave en mano”. Mediante este sistema, la misma empresa diseña la construcción e instalación, adquiere los equipos y materiales y lleva a cabo la ejecución de toda la obra y, por este paquete, el cliente paga un precio previamente acordado. El problema de este tipo de negocio radica en que el cliente contrata y recibe un proyecto “a ciegas”, sin la oportunidad de comparar precios, calidad y la necesidad o no de los implementos que serán instalados. 

“Cuando la compañía que realiza el proceso de ingeniería tiene intereses económicos sobre la construcción del proyecto, es altamente probable que los elementos que incluya sean los que más le benefician, ya sea porque tiene alguna relación comercial con la marca o le representa algún tipo de retorno económico, además, tal vez no señalará los que en realidad requiere el cliente”, explica Sotelo Calderón. También puede darse el caso en el que una empresa propone elementos que no son los idóneos para cumplir con todos los requisitos de seguridad, o por el contrario, exceden los requerimientos y le hacen invertir mucho más dinero a la compañía que contrata el servicio.

El grueso del valor en un plan de PCI se encuentra en el suministro y montaje. Por ello, en determinados modelos hay empresas que asesoran la contratación de la fase de ingeniería, pero esta la realiza un tercero independiente. Aquí, lo ideal es la participación de otro tipo de entidades que actúen como veedores. Por ejemplo, compañías de seguros con expertos capacitados para revisar el cumplimiento de los criterios establecidos en los planes de ingeniería. 

Suministro e instalación

En esta fase del proyecto nuevamente aparece una problemática que radica en la forma de pensamiento. Debido a que los sistemas de protección contra incendio no implican un uso constante que ponga en evidencia la calidad de su funcionamiento, existe la tendencia a pensar que este tipo de instalaciones solo deben lucir bien y hacer parte de un paisaje que refleje seguridad a empleados, autoridades y visitantes de la planta. 

“En América Latina se suele pensar que comprar los materiales más económicos es un gran negocio. Y, aunque un precio bajo no es sinónimo de mala calidad, no hay que olvidar que el principal propósito de los proyectos de PCI es salvar vidas, por encima de los elementos físicos, y por tanto, siempre se debe procurar adquirir materiales de la mejor calidad posible”, argumenta el catedrático de la FPDA, Javier Sotelo. Este ingeniero colombiano que ha recorrido el continente dirigiendo planes de protección contra incendios como cabeza de la compañía Osho Ingeniería, ha sido testigo de un mercado que, al igual que con los dispositivos electrónicos o la ropa, distribuye productos de protección contra incendios falsificados, y tristemente América Latina es uno de los principales nichos para este tipo de equipos. 

Sin embargo, la región cuenta con las herramientas necesarias para hacerle frente a esta problemática, pues el crecimiento de la industria de seguridad industrial ha traído consigo una gran oferta de marcas reconocidas a nivel global que ofrecen productos de óptima calidad a precios competitivos

No hay que olvidar que adquirir elementos originales y reconocidos tampoco garantiza la eficacia de un sistema de PCI si estos no son instalados de forma correcta. El montaje de este tipo de equipos requiere de conocimientos particulares para la realización del proceso según los estándares técnicos que recomiendan entidades como la NFPA. No es lo mismo construir una red contra incendios en una fábrica que una red hidrosanitaria en un edificio. Por ello, los expertos recomiendan siempre contratar a un proveedor de servicios de instalación con experiencia certificada en este tipo de proyectos. Finalmente, en esta etapa también resulta ideal contar con el acompañamiento de una compañía que supervise la correcta realización de los procedimientos. 

Inspección, prueba y mantenimiento

Al igual que cualquier tipo de equipo, proceso o maquinaría instalado en una planta, un sistema de protección contra incendio no se puede abandonar luego de la instalación. En este punto, la falla más usual responde a malas prácticas, tanto de parte del proveedor como del cliente, durante el proceso de entrega de un proyecto. 

Por un lado, es posible que las compañías no suministren la documentación completa y que tampoco realicen pruebas en presencia del responsable de las instalaciones. En estos casos, el cliente recibe una infraestructura que percibe como adecuada, pero de la que desconoce su modo de funcionamiento y, por tanto, teme manipular. Además, en algunas ocasiones, la persona encargada de supervisar esta área también carece de la lista de equipos, materiales o proveedores de repuestos o servicios de mantenimiento para el sistema de PCI que posee la planta. Por ello, es de vital importancia realizar el proceso de recepción del proyecto de forma metódica y estructurada, solicitando al proveedor toda la información o explicaciones necesarias sobre el funcionamiento y mantenimiento del sistema. 

La única forma de asegurar la vida útil de un sistema de protección contra incendio es implementando planes adecuados de inspección, prueba y mantenimiento (IPM). Cada uno de los elementos que lo componen requiere de una frecuencia diferente para estos procedimientos. Por ejemplo, una bomba contra incendio debe encenderse de forma semanal, mientras un tanque de almacenamiento de agua suele requerir una inspección mensual. 

Es importante recordar que el plan de mantenimiento también debe ser realizado por una compañía diferente a la que llevó a cabo la instalación, pues es un modo de asegurar la corrección de errores o el reemplazo de elementos defectuosos que pudieron ser instalados en las fases previas del proyecto. 

Finalmente, la responsabilidad del sistema contra incendio es del cliente, no de ninguna de las otras partes, es decir, ni de la compañía de ingeniería ni de la empresa de suministro de equipos o servicio de mantenimiento. Son los gerentes de planta y los directores de mantenimiento quienes tienen en sus manos tomar las medidas necesarias para contar con un sistema de protección contra incendios que salvaguarde las vidas de sus operarios y de la infraestructura de su planta.

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El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, anunció, mediante comunicado de prensa, que las exportaciones del sector manufacturero completaron cinco meses consecutivos de crecimiento. De acuerdo con la entidad, en febrero, el comportamiento positivo de las exportaciones colombianas estuvo impulsado por las ventas externas del sector agropecuario y de alimentos (9 %) y de los combustibles (8,9 %). La ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, manifestó su satisfacción por el resultado y explicó que la recuperación de la economía global incidió en el buen desempeño de las exportaciones colombianas. “El alza que muestran las exportaciones manufactureras es muy relevante. Esto es resultado de la política de diversificación de la oferta exportable en la que estamos empeñados y del trabajo de profundización y aprovechamiento de los acuerdos comerciales. Invito a los empresarios a seguir trabajando juntos en este proceso”, señaló la ministra Gutiérrez. El incremento de las ventas externas manufactureras en febrero estuvo impulsado por diferentes bienes. Productos como equipos de transporte (148,3%),  manufacturas de caucho (112,5%), abonos (97,6%), equipos y materiales fotográficos (93,1%), manufacturas de corcho y madera (89%), plásticos en formas primarias (78,5%), hierro y acero (51%), edificios prefabricados (46,5%), manufacturas de minerales no metálicos (46,3%) y productos medicinales y farmacéuticos (38,9%), entre otros, impulsaron esta clase de ventas. En cuanto al sector de las exportaciones agropecuarias y de alimentos se destacan productos como: pescado (155,9%), azúcares y preparados con azúcar y miel (111,7%), tabaco y sus productos (77,4%), aceites y grasas fijos de origen vegetal (71,6%), pienso para animales (50,7%), carne y preparados de carne (45,9%) y bebidas (42,5%), entre otros. Por otro lado, las exportaciones totales colombianas en el primer bimestre aumentaron 13,9 % al compararlas con igual periodo de 2017. Las manufactureras crecieron 20,5%, las agropecuarias y de alimentos 17,7% y las de combustibles 15,3% en los dos primeros meses del 2018. Argentina, con un incremento de 158%, Paraguay (133,2%), Canadá (135,4%), Austria (119,7%), Francia (83,4%), Corea del Sur (40,5%), Costa Rica (15,7%) y Estados Unidos (4,6%) son algunos de los socios comerciales a los que más crecieron las exportaciones colombianas en los dos primeros meses de este año.El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, anunció, mediante comunicado de prensa, que las exportaciones del sector manufacturero completaron cinco meses consecutivos de crecimiento. De acuerdo con la entidad, en febrero, el comportamiento positivo de las exportaciones colombianas estuvo impulsado por las ventas externas del sector agropecuario y de alimentos (9 %) y de los combustibles (8,9 %). La ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez, manifestó su satisfacción por el resultado y explicó que la recuperación de la economía global incidió en el buen desempeño de las exportaciones colombianas. “El alza que muestran las exportaciones manufactureras es muy relevante. Esto es resultado de la política de diversificación de la oferta exportable en la que estamos empeñados y del trabajo de profundización y aprovechamiento de los acuerdos comerciales. Invito a los empresarios a seguir trabajando juntos en este proceso”, señaló la ministra Gutiérrez. El incremento de las ventas externas manufactureras en febrero estuvo impulsado por diferentes bienes. Productos como equipos de transporte (148,3%),  manufacturas de caucho (112,5%), abonos (97,6%), equipos y materiales fotográficos (93,1%), manufacturas de corcho y madera (89%), plásticos en formas primarias (78,5%), hierro y acero (51%), edificios prefabricados (46,5%), manufacturas de minerales no metálicos (46,3%) y productos medicinales y farmacéuticos (38,9%), entre otros, impulsaron esta clase de ventas. En cuanto al sector de las exportaciones agropecuarias y de alimentos se destacan productos como: pescado (155,9%), azúcares y preparados con azúcar y miel (111,7%), tabaco y sus productos (77,4%), aceites y grasas fijos de origen vegetal (71,6%), pienso para animales (50,7%), carne y preparados de carne (45,9%) y bebidas (42,5%), entre otros. Por otro lado, las exportaciones totales colombianas en el primer bimestre aumentaron 13,9 % al compararlas con igual periodo de 2017. Las manufactureras crecieron 20,5%, las agropecuarias y de alimentos 17,7% y las de combustibles 15,3% en los dos primeros meses del 2018. Argentina, con un incremento de 158%, Paraguay (133,2%), Canadá (135,4%), Austria (119,7%), Francia (83,4%), Corea del Sur (40,5%), Costa Rica (15,7%) y Estados Unidos (4,6%) son algunos de los socios comerciales a los que más crecieron las exportaciones colombianas en los dos primeros meses de este año.

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